A todos nos resulta difícil creer que podamos ser víctimas de una estafa; pero lo cierto es que los estafadores existen y que diariamente perfeccionan sus técnicas delictivas con las cuales embaucar a los incautos.
Por regla general el ser humano es confiado y considera que todo aquel que le aborda lo hace con el propósito de ayudar. Son pocos los que siempre están a la expectativa y mantienen una relativa cautela ante todo aquello que le ofrecen. La regla de estos precavidos seres es la siguiente:
“Si algo aparenta ser muy bueno o muy fácil, puede que no sea cierto.”
Entre los objetivos que siempre están en la mira de los estafadores figuran los emigrantes. Primeramente porque la mayoría no domina el idioma del país ni conoce sus derechos y mucho menos cómo reclamarlos y en segunda instancia porque tienen necesidades que suplir y no cuentan con los recursos para ello.
Conocido es que la vivienda es una de las necesidades primordiales de cada familia y precisamente alrededor de la vivienda se tejen estafas increíbles, como esta que ocurrió recientemente y narro a continuación:
Una lectora me escribe solicitando orientación. Ella cuenta que fue abordada por alguien que le dijo ser una agente de préstamos hipotecarios, la cual le ofreció un plan de financiamiento, con la ayuda de la ciudad, para personas de bajos ingresos y que fueran a la vez primeros compradores. Entre otras cosas la oferta incluía $30.000.00, de los cuales $20.000.00 serían utilizados como entrada, pronto, depósito inicial o como mejor quiera llamársele y $10.000.00 para gastos de cierre; con la condición de que el comprador debía ocupar la propiedad por un período de cinco años y en caso de incumplimiento comprobado tendría que devolver los $30.000.00 a la ciudad.
Ante tanta bondad la lectora hizo una cita con la supuesta agente de préstamos la cual, en las oficinas de una compañía hipotecaria, le tomó información, llenó planillas y le exigió un cheque “CASH” por valor de $500.00 para iniciar el trámite.
Tan excitada estaba nuestra lectora que no dudó en recomendarle la oferta a sus amistades, las cuales solicitaron una cita con la supuesta agente, le dieron información, llenaron planillas y le extendieron cheques por $500.00 “CASH”, para iniciar trámites.
Ahora, luego de cuatro meses de llamadas y gestiones infructuosas; del desconocimiento de la responsabilidad por el dueño de la compañía hipotecaria, quien alude desconocer a la supuesta agente; de dinero perdido y frustraciones acumuladas, han decidido tomar mi consejo y consultar a un abogado.
Es posible reducir las probabilidades de ser víctima de una estafa, cuando esté vendiendo o comprando una propiedad inmobiliaria, si usted solicita que le muestren la licencia que certifica a quien ofrece servicios hipotecarios o de bienes raíces; si está alerta y si consulta a un abogado, especializado en el ramo.
J. A. “Tony” Ruano es autor del libro “Bienes raíces, Manual práctico de compra, venta y administración.”