El presidente López Obrador, su gobierno y varios de sus seguidores tienen una percepción de los acontecimientos políticos y económicos del país que no concuerdan con la realidad. Ignoran toda información que no sostenga lo que quieren ver y por lo tanto niegan la realidad.
La posición del gobierno es que la economía se está desarrollando de manera adecuada, no obstante que la realidad indica otra cosa. La inversión, tanto pública como privada, va disminuyendo, el consumo privada se ha reducido, la producción industrial decreció. El discurso oficial no concuerda con la realidad, la ignora y ello es muy delicado porque se van a tomar decisiones que no son acordes a las circunstancias que realmente prevalecen y por lo tanto los resultados de las políticas que se instrumenten no serán los esperados. En 2019 la economía va a crecer mucho menos que el año pasado.
A pesar de lo que se diga en los discursos, la lucha contra el robo de los hidrocarburos no le ha generado ingresos adicionales al Estados. Durante el primer trimestre del año los ingresos de Pemex por ventas internas disminuyeron respecto al primer trimestre de 2018 y también respecto al último trimestre del año pasado. Nuevamente la percepción del gobierno no coincide con la realidad, desdeñarla llevará a cometer errores.
No obstante que todos los analistas concluyen que la construcción de una refinería en lugar de mejorar las condiciones financieras de Pemex las va a deteriorar, se continúa con el proyecto ignorando la realidad. En las mismas circunstancias se encuentra el proyecto del aeropuerto de Santa Lucía, propuesta que es resultado de un capricho y no de un análisis de costo beneficio.
Con el afán de instrumentar una política migratoria contraria a la de los Estados Unidos, desde el inicio del actual gobierno se fomentó la entrada de ciudadanos centroamericanos y de otros países. Se les dio facilidades para su tránsito en el país, se les abrieron albergues, proveyó transporte y todo tipo de facilidades para que llegaran a la frontera con los Estados Unidos, a sabiendas que dicho país no los dejaría entrar. Nuevamente se ignoró a la realidad, se instrumentaron medidas que no eran acorde con las condiciones que realmente imperan en la materia de migración. Finalmente, la realidad se impuso en esta materia. Ahora el gobierno de AMLO tendrá que dar marcha atrás a su posicionamiento respecto a la migración, tendrá que aplicar la ley, no dejar entrar al país a gente sin papeles.
Así como se impuso la realidad sobre las percepciones en el caso de la migración, y se dio marcha atrás a las decisiones incorrectas, es necesario que realidad también se imponga en términos económicos, que se reconozca que hay proyectos que no tienen ningún sentido económico y que en lugar de beneficiar al crecimiento del país lo van a perjudicar y por lo tanto también se les debe dar marcha atrás. Que se reconozca la realidad y se adopten medidas con fundamentos económicos, se fomente la certidumbre jurídica, así como el cumplimiento de la ley en todos los sentidos, condiciones que son necesarias para que la inversión privada, tanto nacional como extranjera, estén dispuesta a llevar a cabo proyectos que generen el empleo que el país requiere.