"Podemos entender que en una sociedad endeudada, los efectos serían en conjunto positivos, (al eliminar las deudas y la riqueza); pero este conjunto o esta media, ocultaría una realidad dramática; que es la de aquellas personas que perderían todos sus ahorros, fondos para estudios o incluso los fondos sanitarios.
¿Alguien puede imaginar la situación en la que las pensiones que se han capitalizado en el pasado y que se están pagando ahora mismo se sigan pagando al mismo valor nominal, (o ligeramente superior), al mismo tiempo que los precios suben de forma incontrolada.
Si una familia logra ahorrar hoy para un fondo para los estudios de sus hijos, o bien para un fondo de pensiones una parte de su sueldo y el año que viene los precios se disparan; ¡lo habrá perdido todo!"
Efectivamente, se corre el riesgo de que lo pierda todo. De que pierda la vergüenza, el honor, el deseo de ser bueno, trabajador, de hacer lo que se debe.
El problema de la hiperinflación no es que la gente sacrificada vea que su esfuerzo se pierde. Es que ve con sus ojos como, aquellos que han vivido tirando el dinero, endeudándose sin tasa, se van de rositas.
La hiperinflación enseña que ser una hormiga no sirve para nada, que es mejor ser cigarra, y mejor aún ser un ladrón. ¿Qué sentido tiene estudiar, montar una empresa, trabajar hoy de cara a mañana... si lo que se premia son otras "cualidades"? El hijo ve como su padre se queda en la ruina, con una mano delante y otra detrás, después de toda una vida de recortes. ¿Qué pensáis que hará el hijo?
Algo más: hace tiempo que estamos con una inflación brutal. Hace tiempo que se está castigando el ahorro frente al despilfarro. Que se potencia ser un inconsciente o un ladrón. La inflación prolongada en el tiempo que comentaba Manu Oquendo, tiene muchos puntos de contacto con la hiperinflación. Entre ellos, que ayuda a disolver la moralidad de una nación.