Aunque los razonamientos son muy buenos, se debe ir con mucho cuidado, pues es un pulso en toda regla al principal actor. Basta recordar lo que le pasó al oro en julio de 2008, cuando apareció metal a punta pala al mismo momento que se deshacían posiciones por doquier en petróleo y otras soft y todo el mundo corría a por dólares con desespero.
Esta gráfica lo dice todo.