http://canales.elcomerciodigital.com/empresa/reportaje/040613a.htm
13-junio-2004
Del riesgo de los mercados al delito penal
Hay que tener mucho cuidado con los procesos judiciales que se abren contra la actividad de algunos de los denominados ‘chiringuitos’ financieros. En muchos casos, en los que el dinero de los inversores desaparece y el supuesto ‘chiringuito’ también, el delito penal considerado puede estar justificado. Pero puede resultar muy difícil demostrar que se produjo una estafa, cuando las aportaciones realizadas se han perdido al arriesgarlas en los mercados, dentro de las condiciones del contrato.
Una reciente sentencia sobre el caso de la sociedad Forex Gestión así lo demuestra. La entidad prometía altas rentabilidades en la inversión en el mercado internacional de divisas, pero también con un elevado riesgo de que todo el dinero se pudiera llegar a perder. Los inversores que accedieron a esa actividad fueron informados en todo momento del riesgo que corrían, incluso con la posibilidad de establecer un tipo de contrato que limitaba las pérdidas. Entre los años 1994 y 1996, las apuestas realizadas se vinieron abajo y la gran mayoría de los clientes de la sociedad perdió su dinero. El proceso se inició porque Forex Gestión no estaba inscrita ni autorizada por la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) para realizar esa actividad. Aunque en 1995 había sido alertada por la CNMV, la obligatoriedad legal de esa inscripción no entró en vigor hasta 1998. El ‘chiringuito’ fue incluso sancionado posteriormente por carecer de autorización. Pero la sentencia de la Sala Primera de lo Penal de la Audiencia Nacional, que preside el juez Siro García Pérez, estima que no hubo estafa en la actuación de la sociedad entre 1994 y 1996, porque no existió ningún engaño previo o concurrente capaz de producir error en los inversores. Todo estaba en los contratos y la información (verdadera o falsa) sobre las inversiones realizadas por los «brokers» suizos estaba en los extractos que se enviaba.
De esta forma, a pesar de ser un ‘chiringuito’ sin autorización, la sentencia advierte que «los clientes pudieron solicitar cualquier aclaración acerca de los contratos, de la legalidad vigente y de la adecuación de la empresa a la normativa de la CNMV, antes de contratar con esa empresa. Pero la realidad es que su desmesurado afán por la obtención de beneficios llegó al punto de transferir fondos incluso antes de formalizar los contratos, sin adoptar ninguna diligencia al respecto».
