Carbures cierra su año más negro con una completa reestructuración de la compañía. La empresa abrió 2015 con una caída bursátil del 74%, tras las dudas planteadas por su auditor, que le obligaron a reformular las cuentas del primer semestre de 2014 y reconocer pérdidas por 7,6 millones.
Ahora, mira hacia arriba. Con la inyección financiera de Black Toro de 30 millones de euros y tras cumplir las exigencias del fondo de cambiar la cúpula, Carbures culminó ayer los cambios con el nombramiento de Roberto Rey como nuevo consejero delegado. El directivo estrena su primer día de trabajo contando a elEconomista cuáles son los pasos a seguir para recuperarse del golpe reputacional.
Carbures ha cedido a las exigencias de Black Toro de despedir al consejero delegado y el director financiero, ¿significa que ha tomado el control de la compañía?
No. Lo que quiere decir es que Black Toro pide que haya una nueva gestión, acorde a una compañía que ha ido creciendo. Para un fondo de inversión que entra es muy importante saber que hay alguien que les va a dar la garantía de que la empresa se gestiona conforme al buen funcionamiento.
Otro de los requisitos fue capitalizar el crédito en acciones para hacerse con la mayor parte de la compañía, ¿también se va a cumplir?
La decisión de capitalizar es de Carbures. Black Toro puede pedirlo, pero será la empresa la que decida el cómo y el cuándo.
¿Cree que la reorganización de la compañía estabilizará su situación en el mercado?
El objetivo es que se estabilice en todos sus órdenes; tanto en la gestión del día a día, como en su gestión financiera. La estrategia está definida y el presidente, Rafael Contreras, ha fijado unas bases sólidas de gestión. Cuando hay solidez, todo lo demás viene dado: vendrán buenos resultados y vendrá la estabilidad financiera.
¿Cuál va a ser su primer paso para recuperar la reputación de la empresa?
Cuando alguien entra en una cuestión reputacional cuesta mucho levantarse. La mejor fórmula de levantar todo esto, a parte de todo el trabajo de transparencia que se ha hecho este año, es empezar a reflejar en nuestra cuenta de resultados que la situación es distinta. Todos los que apoyaban a la compañía de manera fuerte y casi sin mirar cuando era la niña bonita, curiosamente se pusieron después del lado contrario esperando a ver qué pasaba. La empresa no puede esperar a que la gente se quede mirando, porque necesita que sus financiadores y sus proveedores sigan apoyándole. Y ese es el trabajo fuerte de credibilidad que hay que seguir haciendo y demostrar con números.
¿Confía en que este año no habrá sorpresas en las cuentas?
En septiembre se anunció al mercado que los resultados previstos para principios de año no iban a ser los mismos, así que el mercado ya ha descontado eso. Respecto a las cuentas (las dudas del auditor llevaron al Mercado Alternativo Bursátil a suspender su cotización) quedaron absolutamente despejadas. Se demostró que todo estaba correcto. PwC lo único que nos dijo fue que teníamos que cambiar el criterio contable de la compañía para que en lugar de facturar a contrato firmado, facturemos a entrega del producto. Eso es todo. No hay más.
¿Qué objetivos se ha marcado a corto plazo?
No puedo entrar en cuanto a los objetivos numéricos, pero desde el punto de vista cualitativo los objetivos están muy claros. Hay que mejorar mucho los procesos de gestión porque la compañía tiene otra dimensión y sigue haciendo las cosas con el entendimiento que había al inicio. Hay que recuperar la total credibilidad de todos los agentes, y con ello me refiero al mercado bursátil, a las entidades financieras e incluso a la de nuestros propios clientes. Hay que hacer una importante labor para que confíen en Carbures.
¿Los clientes les han trasladado su intranquilidad?
Afortunadamente, han seguido apostando por nosotros, lo que dice mucho de quiénes somos. Y hablamos de clientes grandes, como por ejemplo puede ser Airbus en el sector aeronáutico. La compañía tiene una esencia que es la de ser un líder en los materiales compuestos, sobre todo, en el carbono que es con el que comenzó. Tiene una actividad más consolidada que es la aeronáutica donde Carbures ha batido su record de fabricación en 2015 y luego hay unos desarrollos que están empezando a suponer una revolución importante en el sector y es por donde vamos a continuar. Ese el leitmotiv de esta empresa. A partir de ahí lo que hay que hacer es aplicar los recursos de la manera más eficiente en los segmentos más adecuados.
¿Cuál es la realidad de Carbures?
Son 900 empleados. Cuando hablamos de fábricas que se pueden ver es porque uno puede ir y se pueden palpar. Hablamos de la de Jerez, la de Illescas o la de Burgo de Osma. Detrás y de manera tangible hay una fabricación y una plantilla que todos los días produce piezas de la más alta tecnología y para las compañías más importantes del mundo en estos sectores.
¿Cómo vive el estreno?
Es mi primer día y es la ilusión y el deseo de hacer que Carbures vuelva a recuperar la reputación que tuvo en el momento importante de su incorporación al Mercado Alternativo Bursátil (MAB).
