El problema es que en España tenemos una polaridad absurda para todo, una disonancia cognitiva que nos lleva a opinar en cualquier tema sin darle mucha vuelta y quedarnos tan tranquilos, en tema económico no iba a ser menos.
Por un lado queremos buenos servicios, pero no queremos que nos suban los impuestos directos o indirectos.
Si hablan de subir los impuestos a las rentas y patrimonios más elevados (como debería ser) ya empezamos con que si rojos y comunistas.
Si hablan del "impuesto a la banca" los mal llamados liberales (estos defensores de la amnistía fiscal y cosas así) se quejarán, porque al final el consumidor final es el que va a acabar percibiendo una subida en los precios de los servicios. Algo que podría arreglarse total o parcialmente con un control o una normativa añadida a dicha tasa impositiva.
Si hablan de impuestos a las empresas que más ganan, o tecnológicas nos quejamos y ponemos el grito en el cielo porque se van a ir a otro país (cuando hace años que ya están y las que se quedan es porque obviamente no van a abandonar un nicho de mercado por tener que pagar cierto porcentaje más).
En conclusión, la gente se queja por todo pero no ofrece alternativas. Todo sea dicho, aunque las ofreciesen, los políticos iban a hacer caso omiso.
Llamadme loco, pero una buena gestión de las empresas públicas (las 4 que nos quedan), controlar los agujeros que tanto le gustan a los políticos para echar el dinero y que nunca se vuelva a ver, rescatar autopistas y empresas de "colegas-deficitarias", controlar a los evasores, gastos de vivienda, de representación, de chófers, dietas abusivas, sobresueldos, regalitos...
Está claro que no va a dar para amortizar la deuda en unos días ni para arreglar el déficit de la noche a la mañana, pero coño, por algo hay que empezar.
Ya puesto a elegir, prefiero que le bajen la cuota de autónomo a mi primo Paco y me da bastante igual que le cobren más impuestos al señor Roig. Y digo esto considerándome liberal, de los de libro.
Un saludo a todos/as.
