Los peligros de un dólar débil
ROBERT SAMUELSON
La capitulación de Sadam fue una decepción. Si uno esperaba que la captura del tirano potenciaría los valores o el dólar, quedó desilusionado. Y ésa es la noticia. Un gran drama se está desarrollando ahora en los mercados monetarios mundiales.
En el año 2003, el déficit en cuenta corriente de los Estados Unidos (que da una idea general de la envergadura del comercio) totalizará alrededor de 550.000 millones de dólares, todo un récord. Como los norteamericanos pagan las importaciones en dólares, esto significa que cada día los extranjeros deben decidir dónde guardar alrededor de 1.500 millones de dólares.
Si venden dólares a cambio de euros, yens u otras monedas, la tasa de cambio del dólar caerá, con grandes y -posiblemente- perjudiciales consecuencias para todas las naciones comerciales y los mercados globales de valores.
Después de la captura de Sadam, los valores de Estados Unidos, en realidad, declinaron ligeramente, como hizo el dólar. El euro -que valía sólo 86 centavos a principios del año 2002- avanzó lentamente a lo que fue entonces un valor récord de 1,23 dólares.
Las tasas de cambio reales no fueron de gran importancia, pero reflejaron una simple realidad: el encontrar a Sadam Husein, aunque fue crítico para Irak, apenas alteró los poderosos flujos que mueven en la actualidad los mercados globales de acciones, de bonos y de monedas.
Lo que está ocurriendo es un cambio de las pautas de finales de los años 90, cuando la moneda extranjera llovía sobre los Estados Unidos, persiguiendo el sueño de Internet y elevando los valores. De 1998 a 2000, los extranjeros invirtieron dos billones de dólares en valores de Estados Unidos (acciones, bonos) y en compañías, según informa la Reserva Federal.
La inundación de dinero elevó entonces la tasa de cambio del dólar, a medida que otras monedas eran vendidas por dólares.Ahora el ciclo se está invirtiendo.
Aunque los inversores globales no están retirando fondos de los Estados Unidos, están cautelosos de nuevos compromisos. «Lo que es sorprendente es qué mal dispuestos están los extranjeros para aumentar su riesgo en [acciones] de Estados Unidos», comentan los analistas de Merrill Lynch. La empresa sondeó alrededor de 300 directivos de inversiones globales, para pensiones, fondos mutuales, compañías de seguros y fondos protegidos.
Un sorprendente cree que 58% que los valores en Estados Unidos estaban ya «sobrevalorados». Solamente el 12% prefirió inversiones norteamericanas en lugar de aquellas en Europa, Japón y otros lugares.
Lo que esto significa es que el resto del mundo está recibiendo, a través de los déficits en cuenta corriente de Estados Unidos, más dólares de los que desea. Así, el dólar ya ha ido deslizándose en los mercados de cambio extranjeros. Desde principios de 2002, ha caído alrededor del 30% contra el euro, el 19% contra el yen y el 23% contra una canasta de 26 monedas.
Esto importa, y no sólo para los norteamericanos. Los Estados Unidos siguen siendo la nación comercialmente más grande del mundo. En el año 2002, las exportaciones e importaciones norteamericanas totalizaron casi 2,4 billones de dólares. Un dólar alto encarece las exportaciones norteamericanas y abarata las importaciones; un dólar bajo hace lo contrario. La tasa de cambio del dólar afecta la competitividad de las industrias de Estados Unidos y también de las industrias europeas, asiáticas y latinoamericanas.
Es un asunto serio, que podría llegar a ser aún más serio. Fred Bergsten, del Instituto para la Economía Internacional (Institute for International Economics), cree que el déficit en cuenta corriente de Estados Unidos necesita descender a la mitad. Ahora es del 5% del Producto Interior Bruto (PIB).
Llegar al 2,5% del PIB requerirá, dice Bergsten, otra declinación del 15% al 20% del valor del dólar. ¿Qué significa un dólar en baja para la economía mundial? He aquí tres posibilidades:
Primero, Estados Unidos gana y nadie pier